Con 14.717 inscritos esta ha sido la edición más multitudinaria de Motauros, una concentración que, tras la desaparición de Pingüinos se ha convertido en la invernal por excelencia del territorio español.
Esta 16ª edición de Motauros, no solo ha sido la mejor de su historia, sino comparable a la mejor de cuantas concentraciones de motos se hayan celebrado en la ciudad.
16 años mejorando es sin duda mucho trabajo, y no del fácil. Por una parte no se trataba de organizar una concentración “nueva”, pues todos los moteros tenían una referencia clara: Pingüinos. Igualar esto, en aquel momento, no estaba al alcance de nadie.
Y a pesar de los pesares, año a año, Motauros se ha ido abriendo paso, mejorando edición a edición, ajenos a las críticas, a las circunstancias, centrados en conseguir el éxito largamente buscado a base de duro trabajo y de hacer caso de las muchas críticas (de las constructivas), que los moteros les han ido haciendo con el paso de los años.
Y llegó 2015, y Pingüinos no se celebró y Motauros supo echar el resto para acoger de repente a varios miles de moteros que no “les correspondían”, y hacer que se sintiesen bien. Y llegó 2016, y Pingüinos no se celebró… y fue la circunstancia forzosa que llevó a otros cuantos miles a darse cuenta de que Motauros ya era mayor de edad, de que no “dependía” de nadie, de que hacían las cosas “a su manera” sin imitar a nadie. Y llegó 2016, y la tristeza de que una concentración como Pingüinos se pierda ha sido menos tristeza gracias a Motauros, que estaba allí desde hacía 16 años, esperando simplemente la oportunidad de que muchos se “atreviesen” a ir para enseñarles su concentración.
Lo que los más veteranos han podido vivir (más bien revivir), el pasado fin de semana en Tordesillas, es el mismo ambiente que hace 16 o 20 años vivieron durante las mejores ediciones de Pingüinos celebradas en Tordesillas.
Lo que los moteros más nuevos han podido vivir es la comunión de una ciudad (a la que se puede ir andando desde la zona de acampada), con los moteros, una comunión que tiene una historia de 29 años.
El que sin duda es el mejor sitio para celebrar una gran concentración de motos de toda la provincia, ha reivindicado con la 16 edición de Motauros, la capitalidad de la moto, y gracias al MotoClub Tordesillas, la ciudad ha recuperado un “status” que nunca debió perder.
Pero ¿qué ha ocurrido para que esta fuese la mejor edición de Motauros? Pues más allá de lo fácil y evidente, de que hayan acudido 14.717 inscritos (alrededor de 25.000 personas), ha sido el estar preparado para ello, muchos fuimos los que el año pasado temimos un “morir de éxito”, si el Moto Club Tordesillas no fuese capaz de “digerir” la avalancha de nuevos moteros que se le avecinaban por la suspensión de la cita de Valladolid.
Sin embargo, lo que ha ocurrido es que al llegar estos nuevos visitantes, las “tablas” han salido a relucir, y los quince años de experiencia previa han sido la base sobre la que construir la mayor concentración invernal de Europa y la más grande de nuestro país: Motauros.
Sé que esto que digo les dolerá a algunos, porque duele ver “el circo” que vivimos la semana anterior y del que tenéis buena cuenta en estas mismas páginas, pero la vida es como es, y la mayoría de las veces no es como a nosotros nos gustaría. Pese a quién pese, y le duela a quién le duela, Motauros nos ha devuelto la ilusión de coger la moto en el mes de enero, suceda lo que suceda en Valladolid o Cantalejo. Motauros ha devuelto la presencia de moteros extranjeros a nuestro país. Y Motauros ha recogido del suelo, tirado, abandonado (nadie le ha dado nada), el testigo para ser la concentración líder de nuestro país… y lo ha hecho con nota.
Como una máquina perfectamente engrasada, Motauros 2016 ha sido una fiesta en la acampada, en Tordesillas, en Toro, en los alrededores. Con una carpa para 8.000 personas para proteger de las inclemencias (por suerte no ha sido necesario); una perfecta zona de acampada donde pasar las horas al calor de la hoguera; un entorno motero magnífico para hacer turismo y espectaculares actuaciones del magistral stuntman Narcís Roca.
Un año más, y ya van 16, las mejoras se notaban nada más llegar al recinto de la concentración.
En el interior, la carpa principal, como ya hemos dicho, crecía y había que reubicarla, logrando a la vez una más atractiva zona comercial con más expositores y más productos. Dentro de esta carpa, de nuevo, se sucedía uno de “los milagros” de Motauros, un cartel de conciertos a la altura de la concentración que es: Secretos y Jimenos´s Band (tributo a Sabina), Momo (tributo a Queen), Bon Scott Revival Show (tributo a AC/DC).
Además se pudo vivir el más grande desfile de antorchas de cuantos se viven en España, ascendiendo por el puente sobre el río Duero hasta Tordesillas y ofreciendo una imagen irrepetible.
Pero todo lo anterior no sería suficiente si en la concentración no encontraras ese ambiente imprescindible que una buena invernal necesita, el que te dan las hogueras en una zona de acampada perfectamente habilitada para ello. La leña no faltó, y el aspecto nocturno de la zona de acampada a la luz de las hogueras era de postal, y volvías a ser consciente de lo mucho que ofrece esta concentración: hogueras, conciertos, ambiente no apto para oídos delicados en la ciudad… Todo tan cerca y a la vez tan lejos lo uno de lo otro que permitía que miles de motoristas muy diferentes se pudiesen sentir a gusto en el mismo momento…
Y ya está, no te voy a dar más detalles de esto o aquello de los que te puedan dar las fotos por dos motivos, uno: 14.717 inscritos (es muy posible que estuvieses allí). Y dos: si no has estado nunca en Motauros, especialmente en sus últimas ediciones, debes de ir y vivirlo por ti mismo.
En adelante sucederán cosas que todos sabemos, habrá ediciones con más y menos inscritos, la climatología tiene mucho que decir en este aspecto, pero lo que tenía que llegar, ya ha llegado, y no es otra cosa que el justo éxito de una gran concentración. No lo olvides, tú puedes ser parte de él. Nos vemos en Motauros 2017.
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